jueves, 2 de mayo de 2024

Poema del día: "El gallo ronco 4", de Carlos Latorre (Argentina, 1916-1980)


Ningún plasma revelará su secreto de nido de escorpión, y cuando yo pienso, hay criaturas condenadas a morir. Sin embargo nadie puede pedirle a un hombre que vele la luz de sus dientes.
¿Quién osará detener la ola en mitad de su viaje entre dos océanos, oh Adán, de fuego y estearina?
La voz del misterio obsesiona más que la canción del viejo fonógrafo en la lejana factoría.
No habrá paz para los destructores de mitos.
Tampoco la habrá para los que sellan alianza con la tristeza
y temen indagar porque lo castiga una ley de magistrados y ciegas balanzas.
Es necesario que la duración alcance a comprender el estrago de la rosa,
la sabiduría del primer incesto,
el radiante hervor de un tallo podrido,
la idea fija,
el verdor de la gangrena,
y el gran recinto donde mora el cromosoma y la disolución.
¡Cuántas vidas consagradas a explicarse una única muerte!
En el cuero del nonato,
bajo el orín de la piedra
y aun en la piel del esclavo,
está escrita la infinita cronología:
conmemoraciones del bautismo,
efemérides de la nada...
Anécdotas de espadas, de síncopes, de balas, de tumores, de elefantiasis;
historias de decapitados,
de héroes y de canallas.
Se puede matar o morir con la rapidez de un cortocircuito;
y no hay más gracia para el hombre que la violencia de sus deseos.
Pocos lo saben y sin embargo todos quieren ser los últimos en ocupar el lecho de la ramera
para gozar sus caricias de vendedora de collares en las ferias
hasta que el sol les cierre los ojos sobre el vientre.
(Un hombre sobre un vientre es inmortal).
Y muchos desearían ser los primeros en saber por qué una bala en el corazón nivela el poder de todos los dioses.
Mas un gran miedo de foros y de catástrofes les obliga a repetir las letras del alfabeto,
la suma de los números nones,
los días del año,
las maneras innombrables,
el precio de la sal y del reino de los cielos,
y la cruel desolación de la cifra par en un mismo lecho.
(Hay quienes matan el fervor con la destreza con que un niño sacrifica a un pájaro).

Carlos Latorre, incluido en Poesía surrealista en español (Éditions de la Sirène, París, 2002, ed. de Ángel Pariente).

miércoles, 1 de mayo de 2024

Poema del día: "El escarabajo", de Alfonso Quijada Urías (El Salvador, 1940)


te debo esta batalla, no así a los que un día me enseñaron a pagar
con otra moneda este oscuro trabajo en que se pierde la memoria,
tú lo sabes por esta caja de pandora, por este tamborcito donde caen las gotas
de algún llover que hace mirar las cosas con un deleite de anfitrión, del que mira desde los ojos de sus bolsillos un mundo pobre, algo así como un niño matador de insectos,
a esa hora de los invernaderos, de las peluquerías, del solipsismo contra lo real
que vive dentro de estas casas,
de la mierda misma que dejaron los abuelos paternos y que nosotros llevamos con desesperación.
Te lo debo, porque un día lleno de amor feudal quisiste enseñarme tus dominios
y hablaste de la razón como de un espejo recién quebrado
y a la hora de comer abrías los ojos, te dabas el lujo de preguntar por mi salud, 
recomendarme luego un viaje al exterior pasando indiscutiblemente por el jardín botánico,
sin darte cuenta o por lo menos tratando de ignorar que el escarabajo se llena de su porquería,
se envuelve mejor dicho y retorna al hoyito como al origen de todos los orígenes.
Si no lo crees podríamos hacer la prueba yéndonos y regresando al mismo sitio,
a esa misma hora en que guardamos los instrumentos de siempre, regresaremos,
aún cuando esa frase gastada de quienes regresan ya no son los mismos, no de estupor, deseos
malsanos, ganas de escupir al suelo, reírnos como locos,
pataleando sobre estos papeles donde muchos vienen a escribir historias falsas, suicidios de muchachos increíbles, la pérdida del pelo, el falso juego del verano, 
esas muchachas en plena entrega, esas muchachas que gritan amor mío con los dientes apretados.
Te debo esta batalla, quizá la última de las primeras esta batalla sin caballos,
sin armas, sin escudos, a pie,
cambiando de sonido y de lugar, haciendo de la vida la mejor coartada para vencer estos dominios del orden,
de las creencias en el más allá, de los confetis arrojados desde el balcón más alto. Porque estás cada vez dentro de lo posible, circundada por todos los temores;
esta batalla te la debo a ti,
esta batalla de llegar al mismo sitio como el escarabajo.

Alfonso Quijada Urías, incluido en Poesía contemporánea de Centroamérica (Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, selec. de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes).

Otros poemas de Alfonso Quijada Urías

martes, 30 de abril de 2024

Poema del día: "Deshago el apartamento...", de Leila Danziger (Brasil, 1962)


Deshago el apartamento –
            el cuarto de atrás era la patria.

Conservo intacto el recuerdo de los balcones
que se cerraron
antes de mi nacimiento
con divisiones complacientes
permeables al mundo

Todo se escapa
al interior
ventanas-fantasma
insisten en enmarcar
el recuerdo del océano.

Leila Danziger en Ano novo (2016), incluido en Revista Poesía (Venezuela, 31 de octubre de 2021, trad. de Cristina Gutiérrez Leal).

lunes, 29 de abril de 2024

Poema del día: "000 232", de Khrystia Vengryniuk (Ucrania, 1987)


Y entonces se rajó la tierra.
Exclamaciones y polvo, siempre vienen juntos.
Entrelazados.
Perdimos la maña de salir por la puerta.
Alguna cosa bloqueaba la ventana.
Vi luz a través de las nubes grises,
Se lo llevaban en un camión de ganado.
A mí me llevaban en otro camión, con gente.
“No llores. Dejé todo. Lo he visto todo.
He encanecido por la edad y la cocaína.
Estoy blanco como la hidroquinona. Blanqueado”.
No tuve tiempo de aventarle una máscara antigases,
Conforme me llevaban.
Ellos también se estaban alejando.
Pero alcancé a ver sus ojos por un momento, nítidamente.
Ya no tenía heridas.
“Porque las alas no pueden recibir los estigmas”
– Oí su voz por la vez última.

(Y ya no hubo nada nunca más).

Khrystia Vengryniuk, incluido en Periódico de poesía (14 de noviembre de 2022, UNAM, México, versiones de Alberto Paredes).

domingo, 28 de abril de 2024

Poema del día: "Sombra sobre la ciudad", de Nina Kossman (Rusia, 1972)


La sombra de Elena sobre las rocas de Troya
todavía amenaza a los griegos,
los agobia con los más altos impuestos;
la amada arranca del amante:
calidez de tetería burguesa abandonada,
máquinas de sumar contando muertos,
una primavera escasa, un otoño infructuoso,
mercados callados y cunas estériles:
mira a los miserables haciéndose pasar por locos,
a los locos por libertinos
sombras arrastrándose detrás de la mayor sombra
sobre la ciudad:
los contornos temidos de la mujer
limpios de misericordia,
memoria de la culpa reflejando
futuros siglos de sangre.

Nina Kossman, incluido en Nueva York Poetry  (EEUU, 7 de marzo de 2021, trad. Linda Morales Caballero).

Otros poemas de Nina Kossman

sábado, 27 de abril de 2024

Poema del día: "Componer una escena no ensayada...", de Marta Solanas Domínguez (España, 1983)


«Componer una escena no ensayada»(1)
aquí
venir corriendo
hoy
nunca antes
beber de la fuente
sin vaso
ni cubierto
solo labios y las manos
atadas a la espalda.

Silbar
puerta por puerta
una calle y
la otra y
sumar niños que repiten
tus pasos
hasta la fuente
con las manos atadas a la espalda
el pelo resbalando
mojado
los dientes fríos
la fila de niñas
niños
con la escena por ensayar

y sin saberse
el camino de vuelta.

      (1) Limbo y otros poemas, de Ada Salas.

viernes, 26 de abril de 2024

Poema del día: "Mayo", de Mónika Ferencz (Hungría, 1991)


Preguntas ¿podría ser diferente y de otra manera?
cuando hay una isla que se mece en vano
por el mar y el océano al mismo tiempo.
Sin embargo, puedes despertarte en medio de la noche,
y puedes estar seguro si tu amigo
recogerá el teléfono y la mano
que estaba dispuesto a apretar en un puño
y enfrentarte a los opresores,
puede que no pueda atraparlo
el bolígrafo o el pincel nunca más. Usted pregunta
si pudiera ser diferente y de otra manera,
cuando estás en un vestido blanco
entre manifestantes altísimos
parejas besándose y rostros reflectantes,
cuando los fetiches del poder,
como balas negras comienzan.
Preguntas si podría ser diferente
y de lo contrario, y puedo responder,
a pesar de las crestas rotas y los fragmentos llameantes,
sí, podría ser, solo tenemos que apretar todas nuestras manos en puños
y poner nuestro más hermoso vestido blanco.

Mónika Ferencz, incluido en Liberoamérica (16 de enero de 2021).