VIENTOS DE OTOÑO POR FANNY JEM WONG - BIENVENIDA LA LIBERACIÓN - COACHING PARA LA VIDA POR VICTOR HUGO VISVAL

Es fundamental el cambio que la mujer ha asumido en la sociedad actual, protagonista del cambio y promotora de su propio desarrollo independiente. Desde la ignominiosa época de la caza de brujas, practicada por el solo temor de una sociedad machista al conocimiento de las curanderas de la época, hasta este siglo XXI donde aun se aprecia comportamientos agresivos masculinos, un incremento del femenicidio, éste manifiesto es una demostración de libertad y liberación de las amarras y condicionamiento social. Hoy ambos deben complementarse para que con sus propios talentos y talante construyan un relacionamiento donde la equidad permita que ambos inviertan emocionalmente en las mismas dimensiones, independientemente de la posición y/o contribución.

Por ello la mujer moderna de cualquier edad debe encontrase con sus inquietudes, buscar respuesta para sus sueños. Debe mostrarse no como objeto, sino como sujeto de encuentro y de realizaciones, no debe imitar al Hombre y menos vulgarizarse, viviendo por sí misma y no otorgando autoridad a nadie para que la etiquete. Además tiene una capacidad irrenunciable cuando la ejerce, la capacidad de ser madre y en ese rol construir la libertad de sus hijos, el desarrollo de los mismos. Sin duda acompañada del padre que deben empezar a aprender a ser papás por encima de ser padres. Las mujeres no son mas las personas dependientes que eran tratadas por muchos hombres como títeres o marionetas, sino que tiene que tomar sus propias decisiones y sí se equivoca , aprender de ellas.

Los próximos años son claves para el rol que la mujer desempeña en la sociedad especialmente el trabajo de humanizar y contribuir a la desaparición de todo tipo de violencia, incluso de la pobreza extrema y no sólo la económica, sino la pobreza emocional que se encuentra en la tugurios pero también los palacios. Cada día hay más violencia, porque hasta a nuestros niños los empujamos a ser competitivos en sus juegos, les mostramos nuestra alegría cuando gana en un partido e incluso los retamos cuando pierden, quitándole la alegría del juego, el placer de divertirse. Madres y padres que han tercerizado su rol, extienden sus manos para aplaudir a sus bebes cuando hagan una gracia, o para aplaudir el triunfo del equipo del hijo. Los niños no necesitan de las manos de sus padres para recibir aplausos, los niños necesitan de esas manos para recibir las caricias esenciales que van a construir su capacidad de amar, de sentir, de comprender y cooperar.
Bienvenida la liberación sí ésta provoca más cercanía, comprensión y plenitud para la mujer y para el hombre.
Victor Hugo Visval
Koach Interconexionista 3.0