QUE NO SE NOS VAYA EL TREN
Amor, no habremos de probar con ligereza,
el sabor ácido y amargo de la condena.
Detenida yace la razón sobre los verdes jades,
atosigada por figuras que amenazan día y noche.
¡Ven, aquí de prisa! Que no se nos vaya el tren,
tras los extraños tratados de la falsa moralidad
de los que a escondidas juzgan con ligereza
nuestras reales circunstancias: tu frustración y mi pena.
La espera un océano de gotas golpeando el reloj
Muere así de a pocos, tu perfume sobre el tibio lecho
Y el dolor enciende la verbosidad de mis cantos,
mientras mi corazón peregrino zigzagueando,
cabizbajo, marchito huye tras los cielos rotos
de un sueño que inevitablemente se me agota.
Tiempos clandestinos de nobles y plebeyos
decapitando ansias… bajo las lilas sombrillas.
FANNY JEM WONG
16/09/08