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La negra cruz
La noche esta inquieta
una voz quebrada, rota.
El moribundo corazón
yace triste, intranquilo
la borrasca lo estrangula.
El quiere estar soñando.
¡Por favor Dios, te pido!
No atices sus tormentos.
Por favor , desparécele
la niebla, muy despacio.
Que los fantasmas ahora
no le sigan, no le alcancen
en la noche putrefacta.
Múdale Dios, los delirios.
Esta opaco, esta cansado
¡Déjalo solo vivir soñando!
El amor lo seca en polvo
y le roba la leve sonrisa.
Sus venas lilas se secan
en su anochecer muerto.
El corazón gris no desea
perderse en cruel olvido.
Esta en el pecho dormido
llorando su fatal destino.
Mojándose como un bebe
el pañuelo de sus aguas
oscuras, tristes y saladas.
Sueña el tambor apagado
sigue latiendo en el pecho
sobrevive al dolor cruento
al que un necio traicionero
lo encapulla y lo asesina.
Que el tiempo no exista
con su fuego milenario
escápale Dios del paraje
de los molinos perdidos.
Cobíjale en los braseros
donde se vuelve a ser amado.
Y si no le hayas respuesta
destile su figura sal oscura
y cárgale su dolor a cuestas
hasta el final... en sepultura.
La negra cruz del firmamento
fosilizada en el recuerdo.
JEM WONG
08.02.2005
Nada pesa tanto como el corazón cuando está
cansado.
Juan Zorrilla de San Martín
Cuando mi voz calle con la muerte,
mi corazón te seguirá hablando.
Rabindranath Tagore