Veredicto de la Muerte
Caminando al centro de la gran avenida
el triste rapsoda vestido de poesía vierte
sus hojas amarillas de ilusión quebrada
con ausencias, rituales de amor extraño
del que no ama vida. Y espera la muerte.
Reflejan la pobreza sus viejos zapatos.
Y los pies heridos sobre heladas aceras
sangran la memoria tristezas de piedra.
desnudando su alma de ternura sincera.
Las penas le gritan: Ayer Reina hoy mendiga.
El veredicto de la muerte le exclama:
¡Muérete hoy entre tus viejos papeles!
Mustias sus alas a ella gritan impasibles
Muérete… Muérete… Muérete…
En frío epitafio sobre el mármol rosado.
Su pluma ya no revolotea sobre la fuente
de amor descomunal, del viejo declamador
fantasiosos sus sueños ahora navegan
las desgarradas vísceras de los tormentos
en experimento perverso de su roca partida.
Alzado el infierno le queman los talones
y las muecas de las palabras perfumadas
le silencian las humedades de los versos.
Sacrificando ella al amor en grito ahogado.
Tifones salvajes arrastran el helado llanto
de las imágenes fosforadas de la noche
y muerden el ombligo los hilos de plata
del rostro olvidado del poeta en la fría loza. ´
Jem Wong
15-05-05