Ven
Adéntrate en la tierra como simiente de alegría
caminemos juntos por las sueños que aun nos quedan.
Iluminemos el río con un candelabro de escamas,
démosle al paisaje la sombra que alarga entre las luces.
pisemos las cornisas de los edificios
con el corazón alado de hambrientas nostalgias.
Despleguemos pancartas de sol
entre las hierbas heridas de tristezas.
Ven, instálate en mis calles de asfaltos hundidos,
en mi parque de eucaliptos y lapachos.
muéstrale a la irónica vida
las escaleras que suben del subsuelo
con tus pies constelados de algodones
y las llagas de los años en los dedos del instinto.
Miremos cuando Dios
derrame en la ciudad su llanto bendecido,
robemos a los labios las sonrisas
que los niños guardan trabajando en las veredas.
Duerme al poeta en su lecho de almendras y limones,
hinchemos los pechos para que otros altares
sean pira de invierno en los amores.
Juguemos en la brisa mañanera
el votivo banquete de tu alma y la mía.
Ven, amor mío,
ven a conocer a mi madre de montes,
te regalo la leyenda de los tiempos
en los relojes de la historia adulterada
como si fuera un vino de bodega barata.
Te ofrezco mi silencio adormecido de columpios
en los aleros destemplados
de una prosa que grita en su universo.
Ven a mi, mujer de rejas, dame tu horizonte perdido
para hallarme entre los barcos que anclan en tus mares
Carga hasta mi pueblo tu boca de polen y de heridas,
descuelga de tus cordilleras una constelación de cóndores
y hazla iluminar en su vuelo mi plaza de verdes primaveras.
Ven , amor mío, que la tarde está fría
y hay urgencia de sol en las gredas de mi alma.-
Walter Faila